Olga Seijas Leal
Hospital Universitario Fundación Alcorcón
Se presenta el caso de un paciente varón de 64 años, con diplopía mixta de más de 15 años de evolución, que va en aumento. A la exploración, se observa hipertropía OD de 25Δ en posición primaria, con gran hiperfunción de oblicuo inferior OD, tortícolis cabeza-hombro izquierdo 10º y exciclotorsión de 10º de en OD. Se diagnostica de paresia de IV nervio OD, realizándose debilitamiento con anteroposición de oblicuo inferior OD + retroinserción de recto superior de OD.
En el postoperatorio inmediato, se observa una mínima hipertropía residual de OD; sin embargo al mes de la cirugía se observa hipertropía OI de 25Δ en posición primaria, con gran hiperfunción de oblicuo inferior OI y tortícolis mentón arriba. Se analiza la posibilidad de que el cuadro responda a una paresia bilateral de oblicuo superior enmascarada versus un síndrome de antielevación iatrógeno debido a la cirugía realizada. Finalmente se opta por una nueva cirugía en esta ocasión en el OI, realizándose debilitamiento con anteroposición de oblicuo inferior OI + retroinserción de recto superior de OI.
En el postoperatorio inmediato, se observa una hipertropía residual de OI; sin embargo, finalmente al mes de la cirugía el paciente se halla en ortotropía y libre de diplopía.
La moraleja que pretende reflejar este caso es que toda paresia de oblicuo superior, y sobre todo aquellas de etiología traumática o congénita, deben ser minuiciosamente estudiadas buscando signos de bilateralidad. E incluso sin encontrarlos, debe ser considerada la posibilidad de inversión del cuadro tras la cirugía.