El falso astigmatismo de El Greco cien años después y la nueva falacia
Santos-Bueso E1, Saénz-Francés F1, Vinuesa-Silva JM2, García-Sánchez J1
1 Unidad de Neurooftalmología. Servicio de Oftalmología. Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC), Madrid, España.
2 Cátedra de Oftalmología. Universidad de Salamanca. Salamanca, España.
TRABAJO PUBLICADO PARCIALMENTE EN INFORMACIÓN OFTALMOLÓGICA.
Resumen
Objetivo: Estudiar y esclarecer la polémica desarrollada en la primera mitad del siglo XX sobre el astigmatismo de El Greco como causa de su estilo artístico.
Material y Método: Revisamos los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos desde 1901 hasta 1929 disponibles en edición informatizada en la Sociedad Española de Oftalmología, así como la obra de Manuel Cossío y Gregorio Marañón y la literatura científica publicada.
Discusión: La hipótesis del astigmatismo de El Greco como responsable del estilo artístico del pintor cretense fue defendida por el oftalmólogo aragonés Germán Beritens, frente a la teoría del profesor Manuel Márquez que defendía que el astigmatismo no era la causa de la estilización de las figuras sino su estilo particular de representar el arte.
Conclusiones: Las alargadas y estilizadas figuras representadas por El Greco no se debían a ninguna patología ocular. El inconfundible estilo del pintor cretense no guarda relación ninguna con el supuesto astigmatismo.
Planteamos además la nueva falacia surgida en el siglo XXI sobre la supuesta patología neurológica de El Greco.
Palabras clave: El Greco; astigmatismo; Manuel Márquez, Germán Beritens, falacia
Abstract
Objective: Study and clarify the controversy developed in the first half of the twentieth century about the astigmatism of El Greco as a cause of his artistic style.
Material and Methode: Checking over the Hispanic and Americans Archives of Ophthalmology from 1901-1929 available on digital edition on the Spanish Society of Ophthalmology and the works of Manuel Cossio and Gregorio Marañón and other published scientific literature.
Discussion: The hypothesis about the astigmatism of El Greco as responsible for the artistic style of the Cretan painter was defended by the Aragonese ophthalmologist Germán Beritens, facing the theory of the Professor Manuel Marquez who defended that astigmatism was not the cause of the stylized figures but their particular way of representing the art.
Conclusions: The elongated and stylized figures represented by El Greco were not due to any ocular pathology. The unmistakable style of the Cretan painter unrelated to the alleged any astigmatism. We also propose the new fallacy that emerged in the 21st century about the supposed neurological pathology of El Greco.
Key words: El Greco, astigmatism; Manuel Márquez; Germán Beritens, fallacy.
Introducción
Hace poco más de cien años, en marzo de 1913, el oftalmólogo de Jaca Germán Beritens publicó un artículo titulado Por qué el Greco pintó como pintó (1) originando una intensa polémica que se ha prolongado hasta nuestros días. El trabajo del aragonés, publicado en los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos (futuros Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología), generó un gran interés entre los oftalmólogos de la época que contestaron a la hipótesis planteada por Beritens en numerosos trabajos (2-12) publicados hasta 1929, año en el que el profesor Manuel Márquez, catedrático de Oftalmología de la Universidad de Madrid, dio por finalizada la polémica sobre el supuesto astigmatismo de El Greco, desestimándose definitivamente esta teoría (12) (figura 1).
Figura 1. Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos de mayo de 1929 con el trabajo original del Dr. Manuel Márquez El mundo exterior, la imagen retiniana y la función visual. Con motivo del pretendido astigmatismo del Greco, mediante el cual da por finalizada la polémica originada 13 años antes con la publicación del trabajo de Germán Beritens.
Durante más de quince años las réplicas y contrarréplicas, tanto por escrito como en las asambleas anuales de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana, rechazaron la hipótesis de Germán Beritens1 (tabla 1). Sin embargo, a pesar de la demostración en los numerosos trabajos científicos publicados de la errónea hipótesis del posible astigmatismo de El Greco, en el acervo popular ha permanecido esta teoría a la que se hace continua referencia incluso en nuestros días.
Tabla 1. Trabajos sobre el astigmatismo de El Greco publicados en los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos entre 1913 y 1926
Coincidiendo con el IV centenario de la muerte del pintor cretense, que falleció el día 7 de abril 1614 en Toledo, fue nuestra intención recopilar toda la información disponible sobre esta cuestión así como intentar dar por finalizada definitivamente la polémica que desde hace más de cien años sigue planteándose de forma periódica llegando incluso al momento actual. Estos trabajos fueron publicados en cuatro partes en Información Oftalmológica.
En esta última revisión para la Sociedad Madrileña de Oftalmología, incluimos la información posterior sobre la polémica en forma de trabajos científicos y libros publicados, así como la presentación de la denominada Segunda Falacia de El Greco generada en los últimos años sobre la supuesta patología neurológica del pintor cretense que consideramos infundada e inconsistente.
El origen de la polémica. Dr. German Beritens (año 1913)
Aunque ya había publicado un artículo similar el año anterior en la revista La Medicina Ibera y un libro sobre el tema, es en marzo de 1913 cuando Germán Beritens publica en los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos el trabajo titulado Por qué el Greco pintó como pintó1. Este artículo, considerado el origen de la polémica, fue escrito según el autor a raíz de una visita que hizo con su hijo de 9 años al Museo Nacional del Prado y de las preguntas que el niño le hizo sobre la obra del Greco:
—Por que los cuadros del Greco no son como los otros?— Esta fue la pregunta.
—Y que encuentras tu en esos cuadros? — le replique yo.
—Que todos parecen que están estirados — me contesto.
El primer sorprendido de la pregunta fui yo, pues nunca creí que un niño, a los nueve anos, pudiera fijarse en esos detalles. Pensé en el asunto, pregunté a aficionados y artistas, y dos opiniones son las que encontré en las contestaciones a ellas. Unos decían que porque estaba loco, otros que porque tenía un defecto en el aparato visual1.
Con este pretexto, el Dr. Beritens desarrolla un extenso trabajo de 15 páginas y 6 figuras en el que expone la teoría del astigmatismo del Greco como responsable de representación de las caras desproporcionadas en sus dimensiones de longitud y anchura. Según el autor, este astigmatismo sería más evidente en la mitad última de su vida (de los 37 a los 67 años en que murió) permaneciendo latente en su juventud por efecto de la corrección espontánea por contracciones del aparato acomodador. Al disminuir la fuerza acomodativa por razón de la edad el pintor vería los objetos no bien definidos [el estiramiento, que aumenta a medida que el artista se va haciendo más viejo (1)] y así los traduciría en sus pinceles (porque no era manía; porque así lo veía1). En la primera época o italiana vemos que todas sus obras son perfectas (…). En esta época pinta hasta que tiene 26 o 28 años, y a esta edad su aparato acomodador funciona con toda la energía que la plena juventud le da (1).
Incluso Beritens plantea la acomodación y su fracaso como fenómenos para diferenciar las distintas etapas creativas del pintor consideradas por los críticos de arte: tenemos al Greco joven hasta los 37 años, que dura esta época, lo cual quiere decir que su acomodación sigue siendo potente y robusta, permitiéndole corregir automáticamente su defecto visual, quedando por este medio con una visión normal. Los cuadros que tengan algunas figuras defectuosas, casi se podría asegurar que habían sido pintados al final de esta época, cuando el aparato de acomodación iba perdiendo alguna energía y perdiendo más, cuanto más rato llevaba trabajando (1). Si no hubiera razones artísticas, o datos históricos que permitieran saber cuáles obras fueron pintadas en su primera época, yo me atrevería a decir que debieran incluirse en ella todas las que no son alargadas, fundándome para ello en su acomodación; hasta los treinta y siete años le permitía neutralizar el defecto que tenia, y como consecuencia, le permitía ver las cosas tal y como realmente eran (1). Además, sobre la obra El Caballero de la mano en el pecho, Beritens opina que se supone pintado en esta primera época, a mi modo de ver debió ser hecho ya dentro de su segunda y un poco avanzada, pues claramente se ve en el alargamiento de la cabeza, y no solo de la cabeza, sino también de la mano, ya que es más ancha de lo que corresponde a la longitud del centro de la muñeca, a la punta del dedo medio. Si hubiera sido pintada cuando el artista tenía 37 años, la hubiese visto como era, y así la hubiera trasladado al lienzo. Faltaba ya algo de acomodación, y por eso, aunque percibía bien el color y las líneas, lo veía alargado, y alargado lo dejó, porque, aun cuando corregía su defecto, no lo hacía totalmente (1).
El autor además analiza el retrato del pintor en El Entierro del Conde de Orgaz en el que se nos presenta como de 55 años, con cara alargada y con estrabismo divergente marcado, muy marcado, del ojo derecho. A pesar del alargamiento de la cara, que no hay duda que existe, no es muy desproporcionado con relación a la anchura (1). El aparente estrabismo del Greco señalado por Beritens justificaría además el defecto refractivo: el estrabismo, el más frecuente, es debido a una refracción defectuosa, y en este caso, lo declaro francamente originado por tal causa (1).
El autor señala que en tres obras pintadas en la misma época pueden apreciarse rasgos alargados y detalles perfectamente representados simultáneamente, entre los 36 y 47 años. Se trata de las obras San Mauricio (1580-1582, Monasterio del Escorial, Madrid), El Expolio (1577-1579, Catedral de Santa María de Toledo) y El Entierro del Conde de Orgaz (1587, iglesia de Santo Tomé, Toledo). Explica este hecho porque acababa de pintar el Espolio, lo cual suponía un trabajo continuando durante mucho tiempo; terminado este trabajo, se le encarga, y según se desprende de las órdenes de Felipe II, con urgencia, que pinte el San Mauricio. Al trabajo del primer cuadro hay que sumar el del segundo, y este trabajo excesivo y continuado bien pudo producir una paresia del aparato de acomodación, paresia que continuaría hasta que terminara la causa que la produjo, y claro está que en estas condiciones había de pintar del mismo modo que en su última época pinto, ya que por esta misma razón no podía corregir su defecto Visual. Este fenómeno se observaría principalmente en El Entierro del Conde de Orgaz en el que se ven figuras perfectamente hechas, como la de San Agustín (…), círculos perfectamente dibujados, como los de los bordados de la mitra del Santo, al lado caras alargadas, como la del mismo Greco (…). ¿Por qué en el mismo cuadro hay unas cosas defectuosas y otras bien hechas? Si supiéramos el tiempo que medio desde que empezó a pintar este cuadro hasta que lo terminó, tendríamos mucho adelantado; pero, aun suponiendo que fuera posible pintarlo en una sola sesión, en un solo día, lo cual comprenderá el lector que no puede pasar de una hipótesis, se explicaría de la misma manera1.
Finaliza Germán Beritens el trabajo sobre El Greco con dos conclusiones: primera, que no solo no estuvo loco, sino antes al contrario, que tenía una cabeza divinamente organizada (…) la segunda, que el Greco era fuertemente astigmático (1).
Concluye comentando que si el Greco hubiera vivido en nuestra época, y antes de coger la paleta se hubiera pasado por una clínica de oftalmología hubiera pintado correctísimamente y sin los sinsabores con que pintó (1). Sirva este modestísimo trabajo tan solo como homenaje de admiración al genial, abnegado y sufrido Dominico Theotocopuli, el Greco, y como contestación a la pregunta que una mañana de mayo me dirigió mi hijo en el templo del Arte del Paseo del Prado (1).
Germán Beritens desarrolló una intensa labor divulgativa en forma de conferencias y publicaciones en diferentes revistas. Incluso publicó en 1914 el libro El Astigmatismo del Greco. Nueva teoría que explica las anomalías de las obras de este artista (figura 2) en los que revisa la obra del pintor cretense (figuras 3 y 4).
Figura 2. Portada del libro El astigmatismo del Greco publicado por Germán Beritens publicado en el año 1914. Ejemplar propiedad de Enrique Santos Bueso.
Figura 3. Figura alargada en el eje vertical y mano y dedos alargados en el eje horizontal como ejemplos de la incongruencia del astigmatismo como causa de la expresión artística, expuestos por Manuel Márquez. Caballero de la mano en el pecho. Doménikos Theotokópoulos. El Greco. Museo Nacional del Prado. Madrid.
Figura 4. Figura alargada en el eje vertical y mano y dedos alargados en el eje horizontal como ejemplos de la incongruencia del astigmatismo como causa de la expresión artística, expuestos por Manuel Márquez. San Juan Evangelista. Doménikos Theotokópoulos. El Greco. Museo Nacional del Prado. Madrid
La aportación de Ribas Valero
En enero de 1916 el Dr. Ribas Valero publicó el trabajo titulado Particularidades de la visión, especialmente de la binocular, del astígmico no corregido, lo mismo que del producido experimentalmente por medio de cristales cilíndricos, e ilusiones ópticas que cursan ciertos astígmicos al corregirles su defecto de refracción por cristales adecuados (2).
Al final del extenso trabajo -26 páginas en las que revisa profundamente el astigmatismo y que consta de varias partes- se incluye un apéndice en el que el autor opina sobre la teoría del astigmatismo de El Greco y el trabajo del Dr. Beriténs (1).
El Dr. Ribas Valero no está de acuerdo con la teoría del astigmatismo responsable de pintar las caras alargadas [que el que un astigmático vea los objetos deformados no autoriza a afirmar que el Greco pintó como pintó por esta causa (2)]. Sin embargo considera que de existir el astigmatismo debería más bien hipermetrópico, pues siendo miópico, de cerca podría ver más o menos bien. Además incluye la referencia del profesor portugués Ricardo Borge sobre El Greco que cree que era un alienado, basándose en el colorido y deformación de sus cuadros (2).
Finaliza Ribas Valero comentando que hasta nuevo estudio debemos considerar que sus obras las hizo por capricho (2). Apunta además que podría explicarse dicha deformación porque sus extremidades superiores estuvieran afectas de temblor (senil, alcohólico, etc,) más o menos acentuado y le resultase más fácil ejecutar los trazos verticales2.
Respuesta al Doctor Ribss Valero
En marzo de 1916 Germán Beritens publica Algo sobre El Greco (3), en la sección VARIA, haciendo referencia en el título: Para el Dr. Ribas Valero, en contestación al trabajo del oftalmólogo sevillano publicado previamente (2). Comienza el artículo con una evidente actitud molesta y beligerante señalando: He visto que los decididos a atacar la teoría que tuve el honor de exponer y defender (…) (3) para rebatir a continuación varias de las afirmaciones del trabajo de Ribas Valero.
Termina señalando creo, pues, que viendo el conjunto de la obra del Greco en general, y viendo que el astigmatismo puede explicarnos cuanto el crítico de arte nos dice que pasó, estamos autorizados para pensar que la causa que influyó principalmente para que pintara de esa manera, fue esta ametropia3.
Primera intervención del Profesor Manuel Márquez
En junio de 1916 Manuel Márquez publica en la sección VARIA el trabajo titulado El supuesto astigmatismo del Greco (4) a petición del Dr. Juarros en el que afirma sobre la teoría de Beritens1: mas a poco que analicemos, echamos de ver que tal explicación, seductora por lo sencilla (y a pesar de que el Dr. Beritens la ha documentado fotográficamente de un modo admirable), es notoriamente insuficiente, defecto, por otra parte, muy común a todas las explicaciones sencillas (4). Además añade que la teoría del astigmatismo del Greco (…) de la que se ha hecho campeón recientemente (…) el Dr. Beritens (4).
Aunque el Dr. Márquez no puede negar en absoluto esta teoría (4) (…). Sin embargo basada como está principalmente en el alargamiento vertical de las figuras (4) (…), expone varias consideraciones que demuestran la equivocada hipótesis de Beritens resumiendo en dos puntos los hechos contradictorios: 1.a Las dimensiones verticales no siempre han sido exageradas por el artista, sino que en muchos casos son normales, y aun en otros están positivamente disminuidas; y 2.a En cambio, las dimensiones transversales que, de acuerdo con la hipótesis del astigmatismo según la regla, habrían de estar disminuidas, son muchas veces normales y en otras hasta exageradas (4).
El Dr. Márquez expone el estudio detallado de varias obras de El Greco como El caballero de la mano en el pecho, San Felipe, El Cristo difunto y San Luis Rey de Francia en las que la teoría de Beritens es refutada por incongruente. Expresa el Dr. Márquez: Y si sobre esta afirmación — que, como se ha visto, tantas excepciones presenta — del alargamiento vertical de las figuras se ha fundado la hipótesis toda del astigmatismo, habrá que convenir en la inconsistencia de opinión fundada en hechos tan deleznables4. Expone la opinión del Dr. Hugo Kehrer que cree que no hay ningún motivo para la suposición de que el Greco haya sido astigmático (4) (…). Además cree que quien dice que el hecho de que el Greco haya pintado con elipse es una demostración del astigmatismo de sus ojos, muestra poco conocimiento de los fenómenos artísticos y olvida que con este diagnóstico hace enfermos de los ojos a todos los artistas del barroco, sobre todo sus arquitectos (4).
Concluye el Dr. Manuel Márquez que lejos de mí el llegar a la conclusión de la normalidad visual del célebre pintor cretense (4) (…) no ha debido ejercer una gran influencia en la obra pictórica del artista y, por tanto, que para explicar las curiosas particularidades de este hay que apelar además a otras suposiciones (4) (…). O es sencillamente que el genial pintor adoptó esta manera especial por puro capricho de su espíritu? En realidad, lo más sincero sería decir que ignoramos exactamente los motivos de porque el Greco pintó como pintó (4).
¿Qué importancia tiene la refracción en la obra del pìntor? Dr. Patry 1918
En diciembre de 1918 se hace referencia en la sección VARIA de los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos al trabajo del Dr. Patry titulado5 ¿Qué influencia tiene la refracción en la obra del pintor?, presentado en la X Asamblea de la Sociedad de oculistas suizos (Aaran, 3-4 de marzo de 1917). En este trabajo el Dr. Patry reflexiona sobre cómo la refracción determina el tamaño, la forma y el color de la imagen retiniana que el pintor aprecia según sus ideas, gusto y talento, y, más o menos modificada, reproduce sobre el lienzo. Así, pues, tiene gran influencia sobre la obra del artista (5).
Para el Dr. Patry el astigmatismo deforma los objetos en el sentido de altura o de anchura según la dirección del eje; siendo esta deformación menos sensible sobre el lienzo, puesto que la desproporción entre los meridianos disminuye con la distancia5. Pone como ejemplo en su famoso cuadro de la catedral de Toledo, la parte superior, La Resurrección, presenta una deformación muy característica de los personajes, mientras la parte inferior, que representa la familia del donante, no presenta particularidad alguna. ¿Será porque el Greco se vio obligado a satisfacer a su cliente, al luchar contra su impresión real, o es que querría representar de un modo diferente la escena que pasa en la tierra de lo que pasa en el cielo, pintando en una parte personajes reales y en la otra personajes etéreos?5. Sin embargo no puede asegurar ni concluir que el estilo del Greco fuera debido al posible astigmatismo del pintor cretense.
XIV Asamblea de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana (Salamanca, 1926)
La XIV Asamblea (6) desarrollada en Salamanca entre el 17 y 20 de septiembre de 1926 supuso el inicio del claro enfrentamiento entre Márquez y Beritens, que no acudió a la asamblea, y que prolongaron durante los tres años siguientes publicando réplicas y contrarréplicas a sus teorías (7-12). En la cuarta y quinta sesiones6 de la tarde del 18 de septiembre Márquez presentó su comunicación Sobre el supuesto astigmatismo del Greco que publicaría el mes siguiente en los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos7. En su comunicación el Dr. Márquez sostiene la tesis de que el Greco no fue astígmata (...) y refuta uno por uno los argumentos contenidos en el trabajo de Beritens7. Fue proyectando y analizando varias imágenes del Greco y: se detuvo en dos: El caballero de la mano en el pecho y Felipe III niño. En la primera, la mano, que está en posición horizontal, es más bien alargada, en vez de ancha, como debía de ser, de existir el astigmatismo vertical (…) en la segunda, pinta una figura de niño mofletudo, en la que no hay alargamiento6.
En las intervenciones destaca el Dr. Leoz que sostiene la tesis del astigmatismo y dice que el Greco, cuanto más viejo, pintaba peor (6). Sin embargo el Dr. Díaz Caneja creía que eran el estilo propio del pintor y la influencia de Bizancio los responsables de las formas alargadas representadas en sus cuadros. Además concluye que no es exacta la explicación del astigmatismo que se da, porque el artista retrocede y se acerca ante el lienzo y así corregiría siempre6.
Rectifica finalmente el Dr. Márquez insistiendo que ha observado pintores y dibujantes fuertemente astigmáticos que pintaban correctamente (…). Resume diciendo que lo hizo por puro capricho pues tampoco cree que fuera un enfermo mental, ya que, de admitir esto, raro sería el artista que no debiera estar en un manicomio (6).
Sobre el supuesto astigmatismo del Greco. Profesor Manuel Márquez, 1926
En diciembre de 1926 el Prof. Manuel Márquez publica de nuevo el trabajo Sobre el supuesto astigmatismo del Greco (7), publicado en junio de 1916 en los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos4 y en la revista Esculapio en abril de 1914. Debido a que el número de esta revista se agotó y a petición del crítico de arte Sr. Vegue Goldoni, Márquez decide reimprimir y publicar de nuevo el trabajo íntegro, añadiendo varias consideraciones y reflexiones finales sobre si la manera de pintar del Greco, y especialmenteel alargamiento vertical de las figuras de sus cuadros (sobre todode las cabezas), fue debido a un defecto visual o bien a un caprichopuramente imaginativo del artista, que quiso hacer asíuna singularidad de su estilo (7).
Añade Márquez la opinión del alemán Katz traducido por Viqueira, que alaba y elogia su teoría sobre el Greco, desestimando la posibilidad del astigmatismo. Así mismo Meier-Graefe explica las deformaciones del Greco por cálculo artístico de exagerar lo que ya existe (7). Sin embargo también expone la opinión de Goldschmidt que ha sostenido de nuevo la tesis del astigmatismo, para él hiperópico y según la regla (7).
La posibilidad del origen de la pintura del Greco como expresión de su evolución artística se expone por primera vez en este trabajo de forma evidente: En los cuadros del Greco se encuentran figuras humanas en las cuales la relación normal de la longitud y ancho del cuerpo están exageradas aproximadamente hasta el doble. Esto va mucho más lejos de lo que hallamos por lo común en el Arte, cuando se intenta lograr con ello un efecto estético (7) (…) En el hallamos hombres de la longitud de diez a doce cabezas, mientras que el canon clásico... permite solo siete cabezas y media (7) (…) Mas aun chocan al que contempla los cuadros del Greco las innumerables violaciones de la simetría del cuerpo humano, respetada siempre por el Arte (7). Incluso distingue las deformaciones o desviaciones irregulares de los alargamientos más regulares en la obra del Greco. Coincide con el crítico de arte Cossío que opina que la obra del Greco es inquietante y excitante hasta el escándalo, independiente hasta el salvajismo, pintó, como todos los artistas de su tipo, mas para el mismo que para el público, cuyos gustos y exigencias le importaban poco (7) (…) Y con tales audacias y tales violencias, con extravagancias y desafueros semejantes y hasta con semejantes defectos es como hay que juzgarle (7).
Aporta además la opinión de Ivatz y de González Muñoz quien piensa que El astígmata ve con la cabeza alargada, a modo de turricéfalo, a un sujeto que la tiene normal; pero al dibujarla no puede hacerlo con esa deformidad, pues si así fuese, sería preciso que su astigmatismo desapareciese al fijar los ojos en el papel o en el lienzo. Más claro: el pintor astígmata reproduce en su obra lo que ve con la deformidad con que lo ve, pero si lo ha dibujado bien, si la imagen del objeto reproducido corresponde a lo que aprecio su retina, entonces los que tenemos visión normal, en cuanto a refracción, veremos la figura tan correcta y armónica como el modelo (7).
Márquez considera además que yo no creo siquiera que el astigmático llegue a ver los objetos alargados, a pesar de que sean alargadas las imágenes que se formen en su retina (7) (…) el sujeto no ve la imagen retiniana (de la que no tiene la menor idea), sino el objeto mismo, y le ve tal cual es (7) (…) aun suponiendo que un astigmático viese alargadas las figuras, no por eso las pintaría alargadas, pues siempre habría de ver iguales el modelo y el cuadro: si de dimensiones normales, normal, y si alargado, alargado en las mismas proporciones en el modelo y en el cuadro (7).
En resumen, apunta Manuel Márquez, la hipótesis de que el alargamiento de las figuras en los cuadros del Greco haya sido debido a su astigmatismo, carece en absoluto de fundamento. Aparte de que si pintó unas veces alargadas verticalmente las figuras (las cabezas sobre todo), no siempre lo hizo así (7) (…) pues otras las pintó normales y otras aplastadas (7) (…) y en otros, se da el contrasentido de pintar alargados verticalmente unos detalles, como la cabeza, y horizontalmente otros, como los dedos (7) (…) desde el punto de vista puramente oftalmológico, hay que desechar por completo la hipótesis citada7. Sobre la posibilidad de un trastorno mental, Márquez aunque no quiere opinar al no ser psiquiatra, apunta que sólo en nombre del sentido común pensamos que todo ello ha podido hacerse por mero capricho del artista o por la tendencia caricaturesca a exagerar ciertos detalles, sin necesidad de admitir que se trate de un enfermo mental. Pues que ¿se le ha ocurrido a nadie, por ejemplo, incluir al inmenso Goya entre los perturbados, por haber creado sus famosos Caprichos? Si ese criterio prevaleciese, qué artista sería el que no hubiera debido estar en un manicomio? (7).
Respuesta del Dr. German Beritens, 1927
En marzo de 1927 del Dr. Germán Beritens publica el artículo Sobre el supuesto astigmatismo del Greco. Contestando al Prof. Márquez8 en el que de nuevo defiende la teoría del astigmatismo del pintor como causa de su estilo. Refiere Beritens: por estas razones yo me consideraba, y sigo considerándome,no solo campeón de esa teoría, como quiere mi queridoamigo el Prof. Márquez, sino autor de ella, y, en vista delo anotado, yo le ruego muy de veras que, si tiene alguna noticiaen contrario, me lo diga, para poner las cosas en su verdaderopunto (8).
El Dr. Beritens defiende de nuevo su teoría en evidente enfrentamiento a los razonamientos del Dr. Márquez y, en cuanto a la obra El caballero de la mano en al pecho, opina Yo, sinceramentediré al Dr. Márquez que (…) en el cuadro original del Museo, no veoese alargamiento de los dedos que él ve; los encuentro normales,completamente normales, cuando no cortos (8). En el resto de cuadros estudiados por el Dr. Márquez, en los que demuestra el alargamiento vertical y horizontal, Beritens opina este seguro mi querido amigo que ese argumento, o no quiere decir nada en contra de mi teoría, o es argumento en favor de ella (8) (…) porque el pintor astígmata no es un aparato mecánico en el que inexorablemente han de cumplirse ciertas condiciones en todas y cada una de sus partes (8).
Incluso sobre Márquez añade Beritens en asuntos de refracción, solo a una ofuscación puedo atribuir que repita ese argumento, como argumento de fuerza, para demostrar que el astígmata, pintando como ve, a nosotros no astígmatas nos ha de parecer normal lo que pinte (8) (…) Claramente se ve que el Prof. Márquez no ha hecho caso de mi explicación por considerarla insuficiente8.
Revisa posteriormente Germán Beritens todas sus publicaciones y conferencias como la de Toledo el 2 de abril de 1914 –publicada y agotada- en la que demostraba el origen de la pintura del Greco astígmata: en las condiciones que tenía que colocarse para pintar los cuadros con figuras de cuerpo entero, tenía que hacerlo alargando esas figuras mientras que en las condiciones que le exigían los retratos de busto, tenía que pintar con escaso o ningún alargamiento8.
En su extenso trabajo en respuesta directa al Prof. Márquez, revisa posteriormente la teoría de cómo ve el astígmata y cómo lo expresa en la obra Y esto me lleva a preguntar al Dr. Márquez, rogándole muy mucho me perdone el atrevimiento, ¿qué papel asigna a la imagen retiniana en la función visual? (8).
Finalmente Germán Beritens concluye reafirmando su teoría sobre el astigmatismo de El Greco como causa de su estilo y evolución pictórica, en una serie doce afirmaciones con pregunta y respuesta:
Réplica del Profesor Manuel Márquez, 1927
En abril de 1927 el Dr. Márquez publica el trabajo Más sobre el supuesto astigmatismo del Greco. Contrarréplica al Dr. Beritens (9). El autor reproduce el artículo publicado previamente en la revista La Medicina Ibera en respuesta al Dr. Beritens.
Comienza el Dr. Márquez expresando que ¡Nada más distante de mis gustos que las polémicas. En las pocas que he sostenido en mi vida estuve siempre a la defensiva. Es verdad que, al presente, el Dr. Beritens me atribuye el papel de atacante; sin embargo de lo cual, y aunque lo parezca, no es así. Yo no he atacado a nadie9. Añade además es por ello por lo que voy tan solo a insistir sobre muy pocos y fundamentales conceptos (9).
Márquez insiste en su teoría que siendo el alargamiento vertical de las figuras el principal fundamento de la hipótesis de la astígmia del Greco, repito y sostengo que dicho alargamiento vertical falta muchas veces, y que, en cambio, existe otras muchas en direcciones muy diferentes (9) (…) el alargamiento de los dedos existe en figuras, por decirlo así, espiritualizadas, cualquiera que sea la posición de los mismos con relación a la vertical, lo que demuestra, por otra parte, la no dependencia del alargamiento del astigmatismo9 (…) Por tanto, y resumiendo mi contrarréplica, no es exacto que exista alargamiento vertical en todos los casos, y si es exacto, por el contrario, que en muchos otros hay alargamiento en otras direcciones9.
Aunque refiere el Dr. Márquez que En realidad, con esto podríamos dar por terminada esta discusión, ya que, si la premisa en que se basa todo el razonamiento es falsa, las conclusiones lo han de ser también (9), revisa los numerosos errores que en el campo de la óptica presentan los razonamientos de Beritens que considera errores que son lapsi calami tales como los del meridiano amétrope y los círculos de difusión (9) (…) a mí me consta que el doctor Beritens sabe estas cosas elementales; lo digo sinceramente; pero (9) (…) hay que hablar con más propiedad de términos para evitar errores (9).
Continúa Márquez rebatiendo las teorías de Beritens incluyendo las opiniones de autores como Tscherning o Arreat que cree que la cualidad del pintor no está en el aparato dióptrico sino en el cerebro9 y la opinión del Dr. Albertotti, profesor de Oftalmología en Padua además de historiador, que apoya la teoría del falso astigmatismo de El Greco en carta escrita al Prof. Márquez.
Márquez además discute la afirmación de que el sujeto ve la imagen y no el objeto y a qué imagen se refiere Beritens entre las varias que sucesivamente se van produciendo en el acto visual. Sobre las contracciones del músculo ciliar considera que lo que afirma mi amigo el Dr. Beritens es completamente ilógico (9) (…) es una afirmación totalmente desprovista de lógica (9).
Márquez pone como ejemplo finalmente el magnífico retrato del cardenal inquisidor Niño de Guevara, que a pesar de haber sido pintado hacia 1596, es decir, más bien en la última época del artista, presenta una precisión de detalles verdaderamente admirable, como hace notar Hugo Kehrer (9).
Termina el artículo refiriendo que Por mi parte, prefiero figurarme al Greco como un hombre genial, extravagante a veces, si se quiere, pero siguiendo su propia y elevada inspiración, que no figurármele como un mero y servil copista, obedeciendo, como un autómata, a reproducir las raras imágenes a que le obligara su hipotético defecto visual y sin ocurrírsele siquiera comprobar — cosa fácilmente realizable con variar tan solo la posición de su cabeza — si dichas imágenes eran o no expresión de la realidad (9).
XV Asamblea de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana, 1928
La XV Asamblea de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana celebrada en Zaragoza entre el 17 y el 20 de septiembre de 1928 supuso un evidente y público enfrentamiento entre Márquez y Beriténs que quedó reflejado en el informe de la Asamblea (10).
En la sesión del 18 de septiembre, presidida por el Dr. Blanco, el Dr. Beritens expresa su disconformidad con las ideas del Prof. Márquez que se han incrementado al encontrar en las Actas de la Asamblea de Salamanca la siguiente frase: el ojo no ve la imagen retiniana, sino el objeto mismo. Y luego dice: como esto ya se ha dicho muchas veces; el no sabe donde se ha dicho esto muchas veces y ruega al Prof. Márquez que diga donde se ha dicho esto. Posteriormente considera que los objetos no son nada en si, porque dependen de la luz, o sea que no vemos los objetos, sino la luz que emiten. Su idea se contrapone al Dr. Márquez que considera que el objeto es el mundo exterior que se ve tal cual es. Para Beritens los objetos no son nada en sí, porque dependen de la luz, o sea que no vemos los objetos, sino la luz que emiten (10).
El Dr. Márquez expresa su disconformidad por el tiempo perdido en esta cuestión y pide perdón a los lectores. Aunque no duda de la existencia de las ilusiones ópticas, considera que vemos el objeto tal cual es. Yo veo desde aquí al doctor Terson y no a su imagen, sino al Dr. Terson mismo10, manifestó.
Entre las réplicas, el Dr. Díaz Caneja considera que es necesario que el Dr. Márquez precise el significado de la palabra ver (10). El Dr. Conienge cree que solo en sentido psicofisiológico puede entenderse la palabra ver10. No puede contestar al Dr. Díaz Caneja por impedirlo el presidente con la campanilla (10). Finalmente el Dr. Beritens rectifica y dice al Dr. Márquez que no hay nada de agresión alevosa, sino acatamiento a la indiscutible autoridad del doctor Márquez (10).
Último trabajo de German Beritens, 1929
En febrero de 1929 el Dr. Germán Beritens publica el trabajo El mundo exterior, la imagen retiniana y la función visual11 motivado por La disconformidad con las afirmaciones que mi querido amigoel Prof. Márquez hizo en Salamanca (11) (…) han sido las razones que me han movido a traer este asunto a este sitio (11). Desde la directiva de los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos se advierte que con la respuesta del Prof. Manuel Márquez daremos por terminado el asunto en estos Archivos (11) (figuras 1, 5 y 6).
Figura 5. El conoide de Sturm para rayos paralelos (líneas continuas) y para rayos de puntos (líneas de puntos). El mundo exterior, la imagen retiniana y la función visual. Manuel Márquez. Archivos de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana. 1929;(5):258
Figura 6. –d, Alargamiento coincidiendo con gran desenfoque en sentido vertical; i, poco alargamiento y poco desenfoque. El mundo exterior, la imagen retiniana y la función visual. Manuel Márquez. Archivos de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana. 1929;(5):259
Beritens insiste en la afirmación de Márquez sobre la imagen retiniana: Es que, como ya se ha dicho muchas veces el sujeto no ve la imagen retiniana (de la que no tiene la menor idea), sino el objeto mismo y le ve tal cual es (11) (…) Y por ello ruego a mi distinguido amigo que nos diga en donde se pueden ver esas afirmaciones para estudiarlas con detenimiento, aprender muchas cosas y cambiar de opinión si es que las razones nos convencen (11).
El discurso de Beritens se centra principalmente en el análisis del objeto visualizado y el acto íntimo de la visión, la función visual y la imagen retiniana, a raíz de la afirmación de Márquez No se ve la imagen retiniana, sino el objeto mismo y seve tal cual es (11). El mundo exterior y los objetos no serían percibidos como ellos mismos sino la luz que ellos emiten o reflejan (…) condicionada en su curso por todas las leyes que la física estudia (11). Continúa Beritens estudiando los tipos de luz, las estructura atómica o electrónica de los cuerpos concluyendo que no vemos el objeto mismo, sino luz, y necesariamente luz diferenciada (…) que se extienden desde el objeto hasta nuestros ojos (…) Vemos, pues, que el mundo exterior para los efectos de la función visual, está constituido esencialmente por la luz, y que los objetos que nos rodean no tienen otra misión en este caso que la de transformadores de esa luz, convirtiéndola, de uniforme, en diferenciada (11). Para Beritens no se ve el objeto tal cual es porque esa luz, antes de que produzca impresión en nuestro centro cortical visual, tiene, necesariamente, imprescindiblemente, que atravesar los medios transparentes del ojo, y, en ellos, sufrir una desviacion que puede modificar su curso normal (…) presentarse una forma distinta de la que el objeto tiene (11). Expone varios ejemplos para finalizar comentando Bien claramente demuestran todos estos hechos, que la percepción de la forma de un objeto está condicionada por la imagen o las imágenes que de éste se forman en la retina (11).
Termina Beritens la comunicación expresando que el objeto de la misma no es más que poner de manifiesto las razones que, en mi sentir, existen en contra de las afirmaciones que, según el Prof. Márquez, se han hecho muchas veces de que se ve el objeto mismo y se ve tal cual es, y estas, aunque sucintamente quedan expuestas, aquí doy por terminada la misión que me impuse sin entrar en otras muchas consideraciones que se podrían hacer, y sentando desde luego las afirmaciones siguientes (11):
1.a Desconozco en absoluto las razones en que se apoyan los que, según el Prof. Márquez, afirman que se ve el objeto mismo y se ve tal cual es, ni las de dicho profesor.
2.a Que el objeto mismo, el mundo exterior, para los efectos de la función visual, no es nada en sí, aunque lo sea todo, porque su existencia para estos fines está condicionada por la luz que lo ilumina.
3.a Que la forma y las características de un objeto para los fines de la función visual, varían, además de según sea la luz que lo ilumina, según las incidencias que esta luz presente en su curso desde el objeto hasta !a retina.
4.a Que el objeto, el inundo exterior, para los efectos de la función visual, en mi opinión, no cumple más misión que la de transformar la luz uniforme en luz diferenciada.
5.a Que las perturbaciones que el centro óptico sufre por la acción de la luz, estarán condicionadas por la contracción de los conos, y por lo tanto por la imagen retiniana, pues de esta depende aquella, al menos tal es mi sentir.
6.a Que por las razones expuestas puede deducirse que se ve la imagen retiniana, pero no que se ve el objeto mismo y se ve tal cual es (11).
Finaliza Beritens afirmando que Esperamos de la amabilidad del Dr. Márquez que nos dé razones que expliquen las afirmaciones de Salamanca y nos haga saber las que den los que le han hecho pensar de tal manera (11).
Último trabajo del Profesor Manuel Márquez, 1929
En mayo de 1929 el Prof. Manuel Márquez publica el artículo titulado El mundo exterior, la imagen retiniana y la función visual. Con motivo del pretendido astigmatismo del Greco (12), en respuesta a Germán Beriténs puntualizando que mas, solo por esta vez y esperando que esteartículo sea ahora ya definitivamente el último, pues no creoque, por interesante que sea el asunto, tengamos derecho (almenos yo) a ocupar más la atención de los lectores (12).
El artículo se desarrolla en torno a la frase de Márquez que tanto molestó a Beritens: Es que, como ya se ha dicho muchas veces, el sujeto no ve la imagen retiniana (de la que no tiene la menor idea) sino el objeto mismo, y lo ve tal cual es (11,12). Expone Márquez las citas de autores como Taylor, Serre de Uzés, Matías Duval, Beaunis, Giraud-Teulon o más recientemente del Prof. Jacobson-Lask, que apoyan su teoría.
Sobre la hipótesis de Beritens que cree que no vemos los objetos mismos sino la luz que ellos emiten o reflejan (11,12), Márquez opina que Vemos los objetos cuando estos están iluminados o son por si luminosos por medio de nuestro aparato visual, en el cual se producen una serie sucesiva de excitaciones, que empezando en la retina con la llamada “imagen retiniana” y continuando por conducción a través de las vías ópticas a los centros diversos (subcorticales, corticales y psíquicos) producen en estos la percepción, base a su vez de los juicios visuales (12).
Advierte Márquez el error de Beritens comentando:pero a mi juicio, el Dr. Beritens no parece ver claro cuál es en el acto de la visión el verdadero papel de cada uno de los diferentes elementos que en ella intervienen, y que son estos tres: el objeto, la luz y el aparato visual (no solo la retina) (12).
Márquez remarca que en su afirmación el sujeto no ve la imagen retiniana (de la que no tiene la menor idea) sino el objeto mismo, y le ve tal cual es, la primera parte (o sea hasta la coma) es de orden general,mientras que la ultima se refiere tan solo al astigmatismo delpintor adaptado a su defecto y especialmente al del Greco, yaque a esto se refieren los párrafos que preceden y siguen a dichaafirmación, en mi trabajo (12).
Finalmente Márquez resume su teoría sobre la pintura de El Greco afirmando que no hay motivo serio para achacar todo esto a defectos visuales del pintor, ni aun en el caso de que estos realmente hubieran existido. Confesemos, pues, sinceramente, que no sabemos por qué pintó como pintó, o bien que hasta ahora no hay más que una razón indiscutible: porque quiso (12).
Puntualiza al final del artículo Aquí en realidad debe terminar esta ya larga respuesta a que me ha obligado el Dr. Beritens con sus alusiones directas.
Yo doy definitivamente esta polémica por terminada, y ruego a mi distinguido colega y amigo, no considere como desaire el que yo no responda más, pues creo que es imposible que expongamos nuevos argumentos, y creo también que ya hemos emborronado bastantes cuartillas respecto al asunto (12).
Continúa la polémica en la década de 1970
A pesar de la negativa de los editores de los Archivos de la Sociedad Hispanoamericana de Oftalmología de publicar cualquier trabajo relacionado con la polémica sobre el astigmatismo de El Greco, especialmente por la controversia creada entre Germán Beriténs y el Prof. Manuel Márquez, en Europa siguen publicándose trabajos sobre el tema.
En la prestigiosa revista francesa Annales D´Oculistique se recogen las referencias de los trabajos publicados por A. Herman, G.J. Ravin, G.P. Hodge en el año 1970 (13). Curiosamente pueden apreciarse diversas anotaciones manuales de algún investigador que seguía la polémica generada anteriormente con la referencia: Beritens vs Márquez (figuras 7 y 8).
Figura 7. Annales D´Oculistique de 1970. Biblioteca el Instituto Oftálmico. Cortesía del Dr. José María Urcelay y del Dr. Basilio Moreno.
Figura 8. Annales D´Oculistique de 1970. Biblioteca el Instituto Oftálmico. Cortesía del Dr. José María Urcelay y del Dr. Basilio Moreno.
Manuel Bartolomè Cossio y El Greco
El historiador y pedagogo riojano Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935), alumno de Francisco Giner de los Ríos, dedicó parte de su obra a estudiar la figura del pintor cretense. Destacan: El Greco (1908), El Greco. Cuarenta y ocho ilustraciones (1913), Lo que se sabe de la vida del Greco (1914) y El Entierro del Conde Orgaz (1914).
Sin embargo, la publicación de Cossío como historiador del arte, no hace referencia a la teoría del posible astigmatismo como causa del estilo del pintor, teniendo en cuenta que esta teoría surge en el año 1913 y el primer libro del escritor se publica en 1908 (figura 9). En esta obra, Cossío sobre el estilo de El Greco escribe (14): “ …el cambio, que en el artista se verificó, ni fue de una vez, ni súbito, ni siquiera rápido, sino lento y continuado, aunque manifestándose por impulsiones o periodos alternados de mayor o menor intensidad (…). Desde los más tempranos cuadros del Greco, hemos visto aparecer claramente todos los gérmenes, que, andando el tiempo y favoreciendo el medio, han de dar sello tan personalísimo a su obra…”
Figura 9. El Greco de Manuel B. Cossío. Cuarta edición. Editorial Espasa-Calpe. 1983. Propiedad de Enrique Santos Bueso.
El Greco y Toledo de Gregorio Marañón
El médico endocrino Gregorio Marañón y Posadillo (1887-1960) realizó una importante labor como escritor, historiador y pensador. Entre sus numerosas obras destaca El Greco y Toledo (1954), última obra escrita por el escritor y reeditada en 2014 coincidiendo con el IV centenario de la muerte del pintor cretense. En esta obra Marañón también aborda el presunto astigmatismo de El Greco “que le llevaría a alargar las figuras (15)” (figuras 10 y 11).
Figura 10. Portada del libro El Greco y Toledo de Gregorio Marañón. 6ª edición. Editorial Espasa-Calpe. 1973. Propiedad de Enrique Santos Bueso.
Figura 11. Nueva edición de la obra El Greco y Toledo coincidiendo con el IV Centenario de la muerte del pintor. Editorial R.B.A. 2014. Propiedad de Enrique Santos Bueso.
Gregorio Marañón también rechaza la idea del astigmatismo de El Greco: “Requiere algunos comentarios más la génesis de las imágenes irreales del pintor de Creta. De las hipótesis que se han traído y llevado para explicarla, se ha desechado ya la que en otro tiempo estuvo muy en boga: la del astigmatismo miópico, que crearon, no médicos, sino críticos, el primero Justi. Los médicos –Goldschmidt, García del Mazo y sobre todo Beritens- acogieron ávidamente la sugestión de los críticos para explayarse, con el gusto que suelen, en un cientifismo profesional.”
Marañón expone varias reflexiones interesantes: “Es curiosa la sugestión que ejerce la medicina en los tiempos modernos, sugestión de mito sobre tribus primarias….”. Se queja además Gregorio Marañón de la repercusión de la idea de Beritens: “Los papeles de doctor Beriténs (que delataban a un hombre inteligente y a un hábil escritor) tuvieron una resonancia universal, rara de lograr al otro lado de las fronteras por los científicos españoles”.
Trabajos actuales sobre el falso astigmatismo de El Greco
Simunovic publica en JAMA en 2014 su trabajo titulado: “The El Greco fallacy” fallacy. En este trabajo el autor plantea: ¿En qué medida el trabajo de un artista representa su mundo de percepción y en qué medida los atributos de su trabajo pueden atribuirse a defectos sensoriales? Estos temas se encuentran en el centro de una conjetura de más de un siglo de antigüedad, que se ha denominado la falacia de El Greco. La falacia de El Greco postula que el alargamiento evidente en el arte de El Greco refleja una elongación perceptual subyacente de los objetos causados por el astigmatismo. La refutación "lógica" de esta teoría sostiene que cualquier elongación perceptual que El Greco podría haber experimentado como resultado del astigmatismo habría causado no solo alargar a sus sujetos sino también su lienzo. Por lo tanto, debería haber sido innecesario para él alargar sus pinturas para que coincida con su percepción. Esta objeción es importante porque nos advierte contra la conclusión errónea de que el trabajo de un artista representa un facsímil de su percepción. Sin embargo, un análisis de los efectos del astigmatismo en la imagen retiniana sugiere que esta refutación "lógica" de la falacia de El Greco promulga otra falacia: la del astigmatismo como fuente de un error perceptual constante (16).
Stuart Anstis psicólogo de la Universidad de California diseñó un experimento con gafas de astígmata portadas por emétropes para demostrar que las figuras alargadas representadas por el pintor de Candía eran una expresión artística y no debidas a patología ocular. Anstins concluye que si El Greco fuera astígmata habría pintado con proporciones normales (17).
Firestone publicó en 2013 en Perception el trabajo “On the origin and status of the “El Greco fallacy” en el que considera que “las formas extrañamente alargadas pintadas por el artista renacentista español El Greco se atribuyen popular pero incorrectamente al astigmatismo (18).
Otros autores han tratado el posible astigmatismo del pintor cretense como Pollard19, Ravin20o Itzhaki (21). Incluso para otros autores como Kwoczyński en los personajes representados por El Greco podrían apreciarse signos del síndrome de Marfan (22).
El Greco en el IV Centenario de su muerte
Con motivo de las conmemoraciones del IV Centenario de la muerte de El Greco se publicó El Griego de Toledo. Pintor de lo visible y lo invisible, en edición a cargo de Fernando Marías (figura 12). En esta obra el autor reflexiona y se hace eco de la teoría del astigmatismo (23): “Una sociedad - como la española de fines del siglo XIX- necesitaba crear sus mitos como explicaciones simplificadas, y lo hizo con su construcción del Greco, al que se le reconoció su calidad –frente a una tradición que lo tomaba como enfermo mental o físico, loco o con dolencias oculares como el astigmatismo, que lo alejaban de la realidad…”
Figura 12. Obra El Griego de Toledo de Fernando Marías con motivo del IV Centenario de la muerte de El Greco. Propiedad de Enrique Santos Bueso.
Segunda falacia de El Greco en el siglo XXI
Recientemente se ha publicado un artículo (24) y se han hecho eco del mismo varios medios de comunicación sobre la posible patología neurológica del pintor cretense, cuestionando así la autoría de alguna de sus obras en las etapas finales de su carrera artística.
Este artículo, sin fundamento científico, considera que el posible Autorretrato del Greco presente en el Metropolitan Museum de la ciudad de Nueva York (USA) presenta varios signos de secuelas de accidentes cerebrovasculares. Concretamente refieren: “Conjeturamos que, a finales del siglo XVI, El Greco sufrió un infarto cerebral del que pudo recuperarse satisfactoriamente y volver al retrato con una evidente hemiplejia del lado izquierdo de la cara”
Nuestra respuesta (25) al infundado artículo demostrando detalladamente la inconsistencia de sus afirmaciones se publicó en la misma revista provocando una agresiva reacción de los autores que basaron su respuesta, también publicada, en el insulto de sus autores hacia nuestro equipo investigador. Este hecho desagradable condujo a una queja formal a la revista y al único autor español firmante del artículo, que se excusó asegurando que no era consciente de la respuesta.
Conclusiones
El Greco fue un pintor con un estilo único e innovador considerado el precursor de las vanguardias artísticas del siglo XX26-29.
Durante la primera mitad del siglo XX se generó la polémica sobre el posible astigmatismo del pintor como causa de su estilo pictórico. A pesar de la demostración del Prof. Manuel Márquez de la inconsistencia de esta teoría, ha permanecido en la opinión pública, médica incluso, la creencia del defecto óptico como causa del alargamiento de las figuras representadas. Esta falsa creencia sigue vigente en la actualidad cuando es evidente que el paciente astígmata ve borroso, en relación directamente proporcional al número de dioptrías.
Como conclusión, una vez más, se descarta el astigmatismo de El Greco como causa de la estilización de las figuras representadas en su obra así como consideramos otra segunda falacia la patología neurológica que intenta atribuirse al pintor en los últimos tiempos con razonamientos infundados y faltos de rigor científico.
Agradecimientos
Los autores quieren agradecer la ayuda recibida para la realización de este trabajo al Museo Nacional del Prado y a la Sociedad Española de Oftalmología así como la cesión de las imágenes del Caballero de la mano en el pecho y San Juan Evangelista del Greco y de los trabajos de Manuel Márquez publicados en los Archivos de Oftalmología Hispano-Americanos, respectivamente. Asimismo los autores quieren agradecer las facilidades proporcionadas por los doctores José María Urcelay y Basilio Moreno para investigar en los fondos de la biblioteca del Instituto Oftálmico de Madrid.