Autofluorescencia en la exploración retiniana
Armadá Maresca F1,3, Pastora Salvador N2,4, Grabowska A2,5, Manzano B2,4, Romero Martín R2,4
1 Doctor en Medicina.
2 Licenciado en Medicina.
3 Jefe de sección Hospital La Paz.
4 Facultativo especialista de área Hospital La Paz.
5 Médico Interno Residente Hospital la Paz.
La Autofluorescencia (AF) es la capacidad que tiene la retina para absorber luz de una determinada longitud de onda y emitirla en una longitud de onda superior.
Hablamos de dos tipos de Autofluorescencia (AF), 1) La AF de longitudes de onda corta, la más conocida o AF-LOC y 2) La AF para longitudes de onda larga, cercano al infrarrojo AF-LOCIR.
Desde el punto de vista retiniano, hablamos de AF para longitudes de onda corta a la capacidad que tiene la retina de emitir luz en el espectro comprendido entre los 500 a los 750 nm y al ser estimulada por longitudes de entorno 450 a 500 nm, es decir de onda corta. Esto lo realiza a través de los fluoróforos naturales de la retina como la lipofucsina.
La Lipofucsina es un producto de degradación natural, resultado de la fagocitosis y digestión de los segmentos externos de los fotorreceptores, que contienen lípidos, proteínas y fluoróforos. La reflectividad va a depender de la cantidad y distribución de los fluoróforos presentes en la lipofucsina.
Dentro del metabolismo del epitelio pigmentario retiniano (EPR) una de sus principales misiones es la de digerir los segmentos externos de los fotorreceptores. Esta digestión es altamente eficiente, pero sin embargo permanecen pequeñas fracciones en los lisosomas en el medio EPR, formando los acúmulos de lipofucsina (1,2).
La AF de longitudes de onda larga, lo que nos muestra con más facilidad es la melanina, que emite por encima de 800 nm al ser estimulada por longitudes de onda de 787 nm. La melanina la encontramos en las células del EPR, más en la mácula.
Luego con AF-LOC, observaríamos la distribución de la lipofucsina y con AF-LOCIR, veríamos la distribución de la melanina.
En la actualidad, la mayoría de los angiógrafos comerciales, trabajan en la banda de onda corta, AF-LOC, por lo que nos van a facilitar la visualización de la lipofucsina (3,4).
Los angiógrafos más importantes son:
• Heidelberg Retinal Angiograph (HRA2).
• VISUCAM de Zeiss.
• IMAGENET de Topcon.
• OPTOMAP de Optos.
Diremos cuatro pinceladas de estas máquinas.
Utiliza un láser de barrido confocal (cSLO), emitiendo una luz excitadora de 488 nm. Tiene un filtro de barrera de 500 nm, informando sobretodo sobre imágenes AFL-LOC.
Es capaz de generar de 5 a 16 imágenes por segundo.
La opacidad de medios puede comprometer la captación de las imágenes.
La gran virtud de esta máquina es la de minimizar los problemas inherentes a la opacidad de medios con la utilización de unos filtros especiales, filtros MIF.
Trabaja con un filtro excitador de 535 a 585 nm, y filtro barrera de 615 nm. Esto posibilita la obtención de imágenes AFL-LOC, después incluso de haber inyectado fluoresceína, lo que no es posible realizar con otros filtros.
Trabaja con filtros excitadores de 510 a 580 nm y filtros barrera de 650 a 735 nm.
Tiene capacidad de captura a 45° y a 35° en no midriasis.
Esta máquina impresiona al utilizarla, al originar imágenes de campo amplio de la retina con una gran calidad.
Utiliza un SLO multionda, rojos 633, verdes 532 y azules 488.
Tiene capacidad de generar imágenes de campo amplio, llegando a los 200° de retina.
Tiene capacidad para realizar en campo amplio retinografía en color, Angiofluoresceingrafía y en verde indocianina, así como Autofluorescencia en el mismo aparato.
No precisa midriasis (fig. 1).
Fig. 1. Imagen de campo amplio realizada con un Ophtomap de un melanoma de coroides (cortesía de Opthos).
La distribución normal de la Autofluorescencia, vendría dada por una disminución natural en la fóvea, al sumarse el bloqueo provocado por la existencia de pigmentos naturales como la luteína, la zeaxantina y la melanina del EPR. Esto origina que la AF-LOC normal de la fóvea sea oscura.
Se incrementa al alejarse del área foveolar, hasta un máximo de 7°-13° de la fóvea. Disminuye en periferia.
El nervio óptico y los vasos sanguíneos, por el bloqueo del tejido sanguíneo, se ven oscuros (fig. 2).
Fig. 2. Distribución normal del pigmento en la imagen de autofluorescencia.
Entendemos como HIPOAUTOFLUORESCENCIA, a la reducción de la señal de fluorescencia y lo vemos en las siguientes situaciones:
• Reducción de la lipofucsina a nivel del EPR, como en la atrofia de EPR típico por ejemplo de la atrofia geográfica o en las distrofias hereditarias de la retina.
• Aumento de la Melanina, como en la hipertrofia benigna del epitelio pigmentario.
• Absorción de señal por material extracelular, células o fluidos, por ejemplo cuando existe fluido intrarretiniano (edema macular), drusas cristalinas u otros depósitos cristalinos, hemorragias intra o subrretinianas, vasos retinianos, pigmentos luteínicos u opacidad de medios.
Como contraposición la HIPERAUTOFLUORESCENCIA, se produciría por un acúmulo excesivo de LIPOFUCSINA, esto ocurre en distintas patologías retinianas, como por ejemplo:
• En los límites de la DMAE atrófica, se observa un mayor contenido en lipofucsina, que se atribuye a una enfermedad activa, con aumento del metabolismo y fagocitación de los segmentos externos de los fotorreceptores (fig. 3) (5,6).
Fig. 3. Hiperfluorescencia en los puntos calientes en la DMAE atrófica.
• En el Stargardt, enfermedad de Best, distrofia en Patrón, distrofia Viteliforme del adulto (fig. 4).
Fig. 4. Imagen de autofluorescencia de una enfermedad de Stargard evolucionada.
• Fluido intrarretiniano como el edema macular.
• Fluido debajo del EPR, desprendimientos del EPR.
• Drusas debajo del EPR.
• Hemorragias intra o subrretinianas antiguas.
• Vasos coroideos en zonas de atrofia del EPR y CORIOCAPILAR.
• Nevus coroideos o Melanomas, por aumento del metabolismo de estas lesiones.
También puede existir Hiperautofluorescencia por ausencia de material de bloqueo de la señal, por ejemplo por:
• Disminución de la Luteína.
• Desplazamiento de la localización del pigmento de la luteína.
Y por la existencia de material autofluorescente, como ante la existencia de:
• Drusas de nervio óptico.
• La existencia de hamartoma astrocítico.
Podríamos resumir, que el acúmulo de la lipofucsina está mínimamente relacionado con el envejecimiento retiniano, por lo que se produciría una alteración en la distribución de la melanina y por ello origina cambios en los patrones normales de autofluorescencia.
La autofluorescencia nos da pie a valorar el funcionamiento del complejo EPR-FOTORRECEPTOR, evaluando progresión de distintas enfermedades (6-8).