Manejo de exposición de implantes orbitarios
Dr. Bengoa González A
Hospital Universitario 12 de Octubre. Madrid.
La exposición de los implantes orbitarios es la complicación más importante y frecuente de la enucleación, evisceración y de la reconstrucción secundaria de la cavidad anoftálmica (1).
La exposición de los implantes no porosos acaban en extrusión. El tejido fibrovascular de los implantes porosos impiden la extrusión reteniendo el implante en la órbita. Hay algunos artículos que indican la cicatrización espontánea de las exposiciones de implantes porosos, pero sólo entre un 6 y un 15% de los casos. Aunque exposiciones persistentes de implantes porosos pueden ser reparadas quirúrgicamente, exposiciones grandes o recurrentes pueden requerir la retirada del implante (2).
Los factores de riesgo potenciales en la exposición de los implantes orbitarios han sido estudiados e identificados en algunos estudios como el tipo de implante orbitario, la técnica quirúrgica, tipo de material que recubre el implante, infecciones, antecedentes quirúrgicos, endoftalmitis y traumatismos, aunque no hay suficiente información en los trabajos publicados que permita un análisis estadístico de los factores de riesgo. En algunos trabajos se ha identificado el cierre meticuloso de la conjuntiva y Tenon como el primer factor que puede reducir el riesgo de exposición, independientemente del material de recubrimiento que se utilice (3).
Parece que hay similares ratios de exposición entre los implantes porosos, a pesar de los pocos datos al respecto, pero sí hay diferencia entre los implantes si se recubrían con esclera, fascia o duramadre que si no se recubrían con nada o con pericardio de bovino o malla de poliglactin (4).
La dehiscencia en la herida conjuntival, por una excesiva tensión o un mal cierre, infección, o un trauma precoz postoperatorio son las causas de una exposición temprana detectada después de la cirugía. La erosión crónica de la conjuntiva y Tenon puede ser la causa de exposiciones más tardías, sobre todo en aquellos que no se han recubierto de ningún material que haga de barrera sobre el implante.
La infección de la superficie del implante, si además se confirma con cultivos, es una indicación de extracción del implante. En algunos estudios de implantes extraídos con signos de infección, en su mayoría, presentaban un vástago insertado, posiblemente por una pobre vascularización en el centro de estos implantes (5).
La sutura de la dehiscencia o la reparación con colgajos conjuntivales se ha visto insuficiente en muchos casos, con recurrencias frecuentes, sobre todo en los implantes de hidroxiapatita. La colocación de injertos, de mucosa o dermograsos, sobre un lecho poco vascularizado en la exposición del implante, puede ser también insuficiente y no sorprendernos si vuelve a recidivar la exposición.
La colocación de injertos, autólogos o de donante, bajo colgajos conjuntivales vascularizados es el método más seguro y con más éxito en la reconstrucción de las exposiciones de implantes orbitarios.
Se han utilizado con éxito injertos de fascia temporal, debajo de colgajos conjuntivales y Tenon, así como de periostio frontal o de dermis autóloga (6).
De acuerdo con algunos autores, preferimos intervenir quirúrgicamente una exposición si en 8 semanas del diagnóstico no se ha resuelto, o en exposiciones que se desarrollan dentro de las primeras 6 semanas después de la cirugía. También intervenimos quirúrgicamente aquellas exposiciones que aumentan su tamaño en el período de observación (7,8).
Un manejo rápido y agresivo de las exposiciones de los implantes orbitarios porosos reduce la necesidad de tener que retirar el implante.
Trabajos realizados más a largo plazo son necesarios para evaluar la verdadera incidencia de la exposición tardía de los implantes orbitarios porosos.