CONTROVERSIAS EN ANESTESIA
Boletín de la Soc. Oftalmo. de Madrid - N.º 54 (2014)

Me gusta el riesgo.... pero no en quirófano

M.A. Castejón Cervero

 

Es evidente que la cirugía de catarata con anestesia tópica ha supuesto un paso importantísimo en nuestro quehacer quirúrgico más frecuente. Con muchísimas ventajas y muy pocos inconvenientes. Aún así, sabemos que hay cirugías donde la anestesia tópica puede llegar, incluso, a estar contraindicada y que durante la cirugía, hay momentos claves en el manejo del segmento anterior, que pueden alterar las constantes y el comportamiento del paciente.

Todo ello está suponiendo un cambio en el esquema quirúrgico. ¿Pero tanto como para prescindir de la figura del Anestesista? Yo creo que no y eso es lo que os quiero transmitir. ¿Estamos mas tranquilos y contentos los cirujanos y, yo soy cirujano de glaucoma, cuando nuestros pacientes están bajo sedación y al día siguiente nos dicen: «Doctor: no me enteré de nada, que gusto!!!»? Yo sin duda sí. ¿Valoramos el trabajo del anestesista igual en la pública que en la privada? Yo creo que no. ¿Y eso es justo? Yo creo que no. El anestesista me sigue pareciendo una pieza importantísima en cualquier acto quirúrgico que se realice.

También sabemos que los «recortes» y el aumento en la demanda de anestesistas hace que surja la idea de que es una figura «prescindible». ¿Y es así o es que hay que revaluar todas las «figuras de nuestro Belén»? ¿Debe ser el médico el que opte por los «recortes» cuando ya tenemos importantes recortes de la Administración?

Os cuento una carta que se publico en JAMA en Junio de este año y que se encabezaba como «Anestesia Obligatoria». La aseguradora CIGNA reclamaba a un paciente 53 años sano, que había renunciado a pruebas preoperatorias y al anestesista 408 dólares por una cirugía de catarata donde solo se había dejado coger la vía. El paciente reclama y la aseguradora le dice: Usted no lo necesitó pero el anestesista estaba allí por si era necesaria su presencia.

¿Qué significa esta anécdota? Pues probablemente que debemos replantear algunos puntos del acto quirúrgico que todos alguna vez hemos pensado:

1) ¿Es necesario un preoperatorio en un paciente sano?

2) ¿Debe de estar el anestesista en quirófano en todo momento?

3) ¿Puede valer con su presencia en el área quirúrgica estando a varios quirófanos?

Problemas con esto:

1) Médico-Legales: ¿tenemos normas claras para un nuevo entorno quirúrgico?

2) ¿La cirugía ambulatoria requiere un marco diferente al resto?

3) ¿Necesitamos preoperatorio?

Incluso con anestesia tópica y, en pacientes sanos, en determinadas circunstancias se requiere la actuación del médico (en ocasiones puede tratarse del Oftalmólogo, en otras del Anestesista) para inducir una mayor analgesia o sedación y, no es nada infrecuente, la actuación por cifras de Tensión Arterial elevadas que precisan de medicación. Estos eventos vienen a suponer aproximadamente entre un 15-20% de la actividad quirúrgica. Esto nos indica, a mi juicio, la necesidad de disponer de un Anestesista dentro del área quirúrgica por si se requiere su actuación.

Quiero recordar que no debemos medir nuestro trabajo, en una profesión como la nuestra, por los mililitros de «medicina» administrada sino por la sagacidad, confort y seguridad que somos capaces de transmitir a nuestros pacientes.

Y para finalizar, en mi opinión, sería imprescindible la presencia directa de un Anestesista en los siguientes supuestos:

1) Por la complejidad del proceso quirúrgico: no dilatación pupilar, cristalinos subluxados y cataratas brunescentes y polares posteriores.

2) Por las características del paciente: pacientes no colaboradores (fotofobia intensa, claustrofobia o alteraciones psicológicas) y pacientes ASA IV.

3) Por las características del Oftalmólogo: cirugía realizada por un Residente (sea cual sea el año de la residencia), cirujanos inexpertos con la técnica a emplear o cirujanos que no «asuman» la responsabilidad ante el paciente de una cirugía sin anestesista.